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Aquí encontrarás los cantos que semana a semana cantamos en la Eucaristía Dominical.
Haz clic sobre el nombre de cada canción y encontrarás su letra (y en algunos casos el audio).





Esquema de Cantos Domingo 08/03/09

2° Domingo de Cuaresma

ENTRADA: Cuaresma (Grupo Betsaida)
KYRIE: Señor ten piedad (Liturgia - Canto de Taizé)
SALMO: Caminaré (Salmo 115)
ANTES DEL EVANGELIO: Gloria y honor
(Mateo 17,5 - Bruno G. - M. Cid)
DESPUÉS DEL EVANGELIO: ¡Oh Cristo! (Canto de Taizé)
ORACIÓN UNIVERSAL: Roguemos al Señor
PRESENTACIÓN DE DONES: Juntos nos acercamos (Pablo Coloma)
SANCTUS: Santo ("Hosanna", Liturgia)
ACLAMACIÓN CONMEMORATIVA: Por tu cruz
(Liturgia - Cristóbal Fones)
GRAN AMÉN:
Amén
("Por Cristo cuaresmal", Liturgia - Marcelo Cid)
DOXOLOGÍA:
Tuyo es el Reino
(Liturgia - Marcelo Cid)
AGNUS DEI:
Cordero de Dios
(Liturgia - Vicente Bianchi)
COMUNIÓN: Vengan a Él

REFLEXIÓN:
Como un sol
(José Miguel Correa M.)
ENVÍO: María mírame
(Grupo Betsaida)

Color: Morado

LECTURAS

1ª Lectura: Génesis 22,1-2.9-13.15-18

Lectura del libro del Génesis.

Dios puso a prueba a Abraham. “¡Abraham!”, le dijo. Él respondió: “Aquí estoy”. Entonces Dios le siguió diciendo: “Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré”. Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: “¡Abraham, Abraham!”. “Aquí estoy”, respondió él. Y el Ángel le dijo: “No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único”. Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Luego el Ángel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo, y le dijo: “Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz”.

Palabra de Dios.

Salmo: Salmo 115,10.15-19

R. Caminaré en presencia del Señor.

Tenía confianza, incluso cuando dije: “¡Qué grande es mi desgracia!”. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! R.

Yo, Señor, soy tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. R.

Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo, en los atrios de la Casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. R.


2ª Lectura: Romanos 8,31-34

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? “Dios es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos?”. ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?

Palabra de Dios.
Evangelio: Marcos 9,2-10

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.

Palabra del Señor.

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